viernes, 7 de marzo de 2008

Ciudad hecha de cartón

Buenos Aires, ciudad hecha de cartón, y en la que familias enteras se hacen "cartoneros" para sobrevivir juntando y recolectando lo que a nosotros nos parece basura. Es irónico, ¿verdad? pensar que lo que cae en desuso para algunos, es para otros, una forma de ganarse la vida, de sobrevivir en esta selva del asfalto, de taxis, canillitas, colectivos, edificios, bancos, teatros, empresas multinacionales, Kioskos, shoppings...

En toda jungla sobrevive el más fuerte, el más audaz y el más astuto. En la ciudad, sobrevive el que se las ingenia resbuscándose para ganarse el pan de cada día, en pocas palabras para "vivir sin pasar tanto hambre". Pero los cartoneros no esperan milagros, esperan sí hacer entre diez y quince pesos por jornada, según pinte cuando vendan su carga a los acopiadores que a su vez lo revenderán a las empresas que volverán a fabricar papel que será otra vez consumido y otra vez arrojado y recogido por los cartoneros....como verán, otro gran ejémplo del ciclo de la vida citadina: del consumo, aprovecho y desecho.

A la noche, una tropa de casi 40.000 cartoneros o más, invade Buenos Aires, destripándola buscando entre las bolsas de residuo, palpando y metiendo mano. Cartón, papel, diarios, lo más valioso es el papel blanco, y ni hablar de algún cartucho de tinta de impresora, hacen 10 pesos extras vendiéndoselos a los recargadores.

Recuerdo una anécdota de una amiga muy cercana a mi prima. La amiga, desafortunadamente no podía tener hijos, por lo que decidió, junto a su esposo, adoptar dos niños hermosos de 2 y 5 añitos. María Emilia es gerente de una reconocida empresa multinacional, una mujer brillante, un corazón de oro y una fuerza interior apasionante. Los niños venían de una familia muy numerosa, humilde, vivían en una villa, y su madre, por lo que escuché entre conversaciones familiares, prácticamente los había abandonado, se embarazaba intencionalmente "con fines de lucro"...pero esa es otra historia. Mi anécdota viene el día en que por primera vez, salen María Emilia junto a su esposo y sus dos hijos como "familia" constituida. Ese buen día, el hermanito mayor le pregunta a Maria Emilia (a la que llamó mami desde el primer día que la vió): "¿Y ahora a donde vamos mami?...¿vamos a cartonear?"